26.10.05

¿Qué nos estamos echando a la boca?


¿Qué secretos esconden las pastillas?
Revista Fundación Renal
Todos la hemos tenido en la mano. Y seguro que en alguna ocasión nos hemos preguntado… ¿Qué es esto? Es la pastilla. Algo que cura. Pero… ¿sólo eso? No. Una pastilla guarda dentro de si muchos secretos más.
Por su nombre las reconocerás

Casi nunca oiremos a los profesionales sanitarios usar un término tan coloquial como “pastilla”. Técnicamente hay muchos tipos de medicamentos. Sean como sean, todos resultan de combinar dos elementos: principio activo y excipientes.El principio activo es, simplemente, la sustancia que cura. Los excipientes, sustancias necesarias para que la pastilla tenga su forma, color, consistencia, etc. A partir de aquí, fíjense en la cantidad de nombres que utilizan los expertos: comprimidos, píldoras, grageas, cápsulas… ¿Se atreven a distinguirlas?
Comprimido: medicamento resultante de comprimir polvo en una máquina
Gragea: comprimido recubierto con varias capas de azúcar
Cápsula: medicamento que consta de dos partes, un receptáculo o envoltura y la sustancia en polvo que contiene en su interior.
Píldora: medicamento generalmente con forma redonda o de bolita
Pastilla: medicamento resultante de calentar una pasta y verterla en un molde. Suelen tener caras planas.
De molécula a pastilla
La próxima vez que tenga una pastilla en su mano, mírela detenidamente. Piense que comenzaron a hacerla hace diez años. Eso se tarda habitualmente desde que se inicia la investigación hasta que llega a la farmacia. Sólo en Europa, más de 82.000 científicos investigan actualmente algún remedio curativo. Según Farmaindustria, hacer un medicamento nuevo cuesta por término medio 600 millones de euros (100.000 millones de ptas.), lo mismo que fabricar cuatro Airbus A340-300s.De cada diez mil moléculas investigadas sólo una acabará convertida en nuevo medicamento. Ahora bien, ¿cuál es el camino desde la molécula hasta la pastilla? Ana Isabel Torres, Secretaria Académica del Departamento de Tecnología Farmacéutica de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, nos explica el primer paso: mezclar principio activo y excipientes. Pero… ¿Cómo hacerlo para que la sustancia que cura queda uniformemente repartida por toda la pastilla?: “Es algo muy complicado, sobre todo cuando la cantidad de principio activo a mezclar con el excipiente es muy pequeña. Se hace mezclando muy poco a poco, en un recipiente para, por ejemplo, 10 millones de comprimidos. Los equipos de mezclado los hay de hasta 500 kilos e incluso más grandes. ¿Cómo se consigue que en una mezcla de 500 kilos el principio activo quede repartido uniformemente? Mezclando kilo a kilo hasta conseguir el total”.Ese “total” también conviene analizarlo. ¿Cada medicamento que nos tomamos, cuánto tiene de sustancia curativa y cuánto de excipientes? Según Ana Isabel Torres, “cada vez los medicamentos tienen más excipiente y menos principio activo, sencillamente porque este último cada vez es más potente. Hay comprimidos que llevan hasta un 90% de excipientes, para que el medicamento final tenga los 5 mm. de tamaño mínimo que se necesitan si queremos que sea fácilmente manejable”.
Una cáscara de treinta capas

¿Cómo se hace esa especie de plástico que constituye la “cáscara” de una cápsula? Ana Isabel Torres comenta que “es una mezcla de gelatina y glicerina. Hay pocos fabricantes de cubiertas de cápsulas en el mundo y las venden a los laboratorios como un envase. La gelatina es una proteína que al contactar con los jugos gástricos se disuelve. Existen diferentes tipos de envoltorios, unos se deshacen en el estómago y otros en el intestino, según donde interese que se libere el principio activo que guardan en su interior. Ciertos medicamentos, si se quedaran libres en el estómago no serían eficaces y, por tanto, tienen que llevar una cubierta que les proteja a su paso por el estómago hasta llegar al intestino, que es donde se deshace esa cubierta.¿Y en el caso de las grageas, tan redonditas y brillantes ellas? “Las grageas tienen su forma redondeada, como de laca y generalmente brillante, gracias a que al comprimido inicial se le han dado sucesivas capas de azúcar muy concentrada. Se echa una capa y se espera a que se seque, luego otra capa y se deja secar y así sucesivamente hasta incluso treinta capas. Como comprenderás, es un proceso muy laborioso”, comenta Ana Isabel Torres.
La forma te hace bella

La industria farmacéutica trabaja actualmente en la investigación de más de 700 nuevos medicamentos. Sólo unos pocos llegarán a la farmacia. Para ellos será la gloria. Aunque, eso sí, una gloria totalmente programada. Empezando por su forma. Porque hoy en día, además de eficaces, los medicamentos deben resultar atractivos. Quien entra en una farmacia tiene a su alcance unos 24.000 medicamentos. Atrás quedan los tiempos en que todos eran blancos y redondos. Hoy casi no hace falta ni mirar su nombre para reconocerlos. Basta con mirarles la cara. Según Ana Isabel Torres, “para el fabricante es tan importante que el medicamento sea eficaz, como que sea bien aceptado por la gente, porque si el paciente no toma el medicamento, nunca va a poder ser eficaz. Hay que cuidar que la forma del medicamento sea la más cómoda para el paciente”.Desde Estados Unidos han llegado las pastillas llenas de formas, colores y mucho diseño: hexágonos, corazones, escudos, lazos, incluso casas y flores. La industria farmacéutica argumenta como razón la posibilidad de que, sobre todo, las personas mayores se acuerden del medicamento que toman. Lenguas más viperinas apuntan hacia la incitación al consumo.El Ministerio de Sanidad español es todavía muy estricto al respecto. Ciertos medicamentos cuya ingesta injustificada es peligrosa no pueden tener colores llamativos, para que “no se confundan con golosinas”. Curiosamente, en opinión de nuestra experta en tecnología farmacéutica, lo que está aumentando es lo contrario:”Cada vez más golosinas tienen forma de medicamento”.
¿Cómo pintar una pastilla?

También para los medicamentos existe un mundo de color: No hablamos de ninguna nimiedad. Gran parte de los medicamentos están destinados a personas de edad avanzada y éstas tienden a identificar su color con el momento en que lo toman: la pastilla azul de la comida, la verde de la cena, etc. Muchas veces, la industria farmacéutica asocia deliberadamente el color del medicamento con la patología; por ejemplo, rojo para enfermedades cardiovasculares. Todo esto aumenta el cumplimiento del tratamiento por parte del paciente. Se sabe que el color de la pastilla puede llegar provocar aceptación o rechazo. Los marrones oscuros o negros son colores a evitar, porque producen rechazo en los pacientes.¿Cómo pintar un medicamento sin que resulte tóxico? Comenta Ana Isabel Torres que “se utilizan colorantes autorizados, los mismos que se usan para los alimentos. El colorante no se aplica después, se incorpora a la fabricación. La cápsula coloreada tiene glicerina, gelatina y colorante.
Saber cuándo caduca.

Si se tardan diez años en poner a la venta la primera pastilla de un medicamento y suelen caducar a los cinco años, la pregunta es obvia… ¿Cómo pueden saber de antemano cuando caducará? Así lo explica nuestra experta en tecnología farmacéutica:“Cuando todavía no se tiene permiso de comercialización, el laboratorio está obligado a fabricar un pequeño lote de medicamentos perfectamente terminados y envasados como si los fueran a comercializar. Con ellos se hacen estudios manteniéndolos en las condiciones en las que se prevé que se va a conservar. Durante un año se va analizando si se altera el medicamento. Si todo es correcto, se obtiene una autorización provisional para comercializar el medicamento. Estos estudios de estabilidad de un año permiten, además, una cierta extrapolación en los resultados. Si en un año no le pasa nada al medicamento en distintas condiciones, te permiten poner un período de validez del doble.Después se fabrican lotes más grandes y los primeros de éstos se guardan para proseguir haciendo estudios de estabilidad el tiempo que luego quieras poner como período de caducidad, por ejemplo cinco años. Consecuentemente, cuando un medicamento sale nuevo al mercado, los primeros lotes salen con una caducidad máxima de dos años. La caducidad definitiva se pondrá una vez que el medicamento lleve cinco años en el mercado. No hay ninguna fecha de caducidad a cinco años si el medicamento lleva menos de cinco años en el mercado.
No estamos educados para conservarlos.

La conservación es uno de los aspectos que más descuidamos. Para Ana Isabel Torres, “es un tema poco valorado sobre el que no se ha educado a la población. La importancia de una buena conservación es mucha. Los estudios de estabilidad sobre medicamentos se realizan a una temperatura de 25º C y una humedad relativa del 60%. Es conveniente conservar los medicamentos en estas condiciones, que son las que se estiman como promedio de toda España”. Ahora bien, ¿en todos los prospectos viene cómo se deben conservar los fármacos? “Debe venir de forma clara que entienda el paciente, cómo conservarlos y cómo no hay que conservarlos, si es necesaria una precaución especial”.
Para que sirven los excipientes
Diluyentes: aumentan el tamaño cuando la dosis de principio activo es muy baja, porque el medicamento resultaría tan pequeño que no se podría manejar. Pueden aumentar el tamaño del principio activo incluso 1.000 veces.
Disgregantes: deshacen el comprimido, porque una vez tomado no puede permanecer como tal para siempre, se tiene que desmenuzar.
Solubilizantes: favorecen la disolución del fármaco. Una vez disgregado o roto, el principio activo se tiene que disolver para que se pueda absorber.
Absorbentes: a veces, el principio activo es líquido y, sin embargo, se quiere hacer un comprimido sólido. La forma de que un comprimido pueda tener en su interior un principio activo líquido es mediante los absorbentes, que absorben el líquido como una esponja.
Aglutinantes: los comprimidos se hacen aplicando presión al polvo que contiene el principio más excipiente. Pero esto no es suficiente, porque se acabarían deshaciendo. Para evitarlo se usa el aglutinante, un agente con aspecto de goma y que tiene propiedades adherentes.
Lubrificantes: Sirven para que en el proceso de fabricación la mezcla de principio activo y excipiente resbale bien por las máquinas y moldes donde se hacen las pastillas.
Autor: Álvaro Cabello Longue

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